EL PAIS DE LOS IMPOSIBLES

Acabas de llegar a mi país, a nuestro país. No te sientas extranjero, aquí todo es lo imposible. Si eres de los que amas lo que nunca podrás tener. Si cuando estás cerca de conseguir lo que siempre soñaste, lo complicas para que sea imposible, ¡¡HAS LLEGADO A TU TIERRA!!

Bienvenido a mi geografía, a la tierra de lo imposible, a las montañas del sueño, de lo irreal, de lo anhelado.

Todos hemos pertenecido alguna vez a la utopía, pero algunos nos hemos quedado aquí viviendo, en lo irreal, en lo que podría ser, pero no es, justamente, por imposible. Si cuando tus deseos se cumplen, dejan de ser tuyos, y lo mágico pasa a normal, a cotidiano, a lo que puede tener cualquiera,… tu espíritu nos pertenece y a ti el nuestro. Bienvenido a este espacio, a este país que está, y no está al mismo tiempo.

lunes, 19 de marzo de 2012

De "feliz" a "a gusto"... tan solo un matiz.


Es tan solo un matiz, parece pasar inadvertido, pero es esencial. Hace unos días me encontré con un conocido y mantuvimos una conversación banal más, de las muchas que tengo a lo largo de la semana con gente que me encuentro en la calle, y a la que por educación la mayoría de las veces, saludo. Él me preguntó qué tal estaba yo, y al contestar que me encontraba bien, equilibrado, quiso saber qué tal discurría mi vida sentimental, a lo que yo -con cierta desgana- le respondí que sin pena ni gloria en lo amoroso. En ese momento y como forzado por una necesidad misteriosa, esta persona me dijo casi sin yo preguntar: "pues yo con mi novia estoy a gusto..." Así, rotundo, contundente, sin más aclaración. Como si estuviese hablando de un coche que ha comprado o de un electrodoméstico que le ha salido bueno. Al principio he de confesar que me pareció una respuesta mecánica, pero en unos minutos me dí cuenta de que había cambiado la expresión "estoy feliz" (que utilizaba cuando estaba realmente enamorado) por "estoy a gusto" bastante más desganada y menos ilusionada. Es increíble la facilidad con que la gente utiliza los eufemismos para referirse a situaciones que -si bien no les incomodan- tampoco les realizan como personas. Y así lo dejé... a gusto con su relación, como un gatito acurrucado en una zapatilla. Me alejé pensando qué sucedería cuando el pie de la realidad, o de la rutina, lo apartasen de su cómodo estado. ¿Preferiría seguir a gusto aunque algo incómodo? ¿o se buscará otro "refugio" donde al principio esté feliz, y luego ya tan solo "a gusto"?
Me dio un poco de pena. Y he de decir que me gustaba más cuando, tras la misma conversación banal, nos despedíamos, pero más que "a gusto" yo lo dejaba FELIZ.

jueves, 2 de febrero de 2012

La ilusión se pierde... como una avalancha de tiempo y zarpazos...



"Nosotros somos la comida
y alguien está efectivamente hambriento...
No hay retorno a la conciencia
tras el desvario del amor tempestuoso.

Avalancha

Aún nos quedan cosas por hacer,
si no das un paso te estancas.
Aún nos quedan cosas por decir y no hablas.
La locura nunca tuvo maestro
para los que vamos a bogar sin rumbo perpetuo.

La muerte será un adorno que pondré
al regalo de mi vida.
La luna ejerce extraños influjos
que se contradicen
y no hay quien descifre.

Avalancha (Héroes del Silencio)

jueves, 26 de enero de 2012

Cómo duele... de Ricardo Arjona


Te conseguí la luz del sol a media noche,
y el número después del infinito.
Instalé la Osa Mayor en tu diadema,
y tú seguías ahí como si nada.

Endulcé el agua del mar para tu sed,
te alquilé el cuarto menguante de la luna,
y como buen perdedor busqué en la cama
las cosas que el amor no resolvían.

Cómo duele que estés tan lejos
durmiendo aquí en la misma cama.
Cómo duele tanta distancia...
aunque te escucho respirar
y estás a cientos de kilometros...
y duele, quererte tanto
fingir que todo esta perfecto
mientras duele
gastar la vida
tratando de localizar
lo que hace tiempo se perdió

Acabé con los jardines por tus flores
inventé la alquimia contra la utopía
y he llegado a confundir con la ternura
la lastima con que a veces me miras.

¡Qué triste es asumir el sufrimiento!
¡patético es creer que una mentira
convoque a los duendes del milagro
que te hagan despertar enamorada!



Cómo duele que estés tan lejos
durmiendo aquí en la misma cama.
Cómo duele tanta distancia...
aunque te escucho respirar
y estás a cientos de kilometros...
y duele, quererte tanto
fingir que todo esta perfecto
mientras duele
gastar la vida
tratando de localizar
lo que hace tiempo se perdió...
porque nos duele
tanta distancia
fingir que todo esta perfecto
mientras sientes que te duele
gastar la vida
durmiendo aquí en la misma cama
¡¡cómo duele!!

martes, 24 de enero de 2012

¿Realmente nos importa la vida de los demás?


Esta tarde caminando con 3 amigas, charlábamos sobre los chismosos. ¿Por qué la gente critica a los demás? Posiblemente por dos razones: una es que están aburridos-amargados y otra es que están enmierdados-amargados. El denominador común es que todos están amargados, pero los primeros hablan de los otros porque su triste y aburrida vida no les satisface, no les llena, les aburre, les hastía su existencia gris y ese aburrimiento busca "carnaza" en las acciones de los otros. Se ocupan de "analizar", escudriñar y despedazar la vida ajena... quizá para olvidar su vida pobre de sentimientos, de alegrías o de penas. Pobre, a secas. Esta gente, aún con su ruín práctica son dignos de pena desde mi punto de vista, como pena da quien no tiene vivencias que llevarse al espíritu y necesita vivir la vida de los demás. Quizá esto explique por qué motivo proliferan programas de la llamada "prensa rosa o del corazón" que yo ni llamaría prensa, o en todo caso "prensa color mierda" (con perdón). En ellos se desmenuza cada palabra, cada gesto, cada comentario de los mal llamados "famosos" buscando donde no hay y escudriñando cada acción hasta el mínimo detalle, con la estúpida creencia de que al resto de los mortales nos importa la vida de estos personajillos. Os asombraría la cantidad de gente formada que ve estos programas y se embebe en estos chismes y asquerosa farándula barriobajera. Si les preguntas por qué motivo lo ven no saben explicarlo -quizá se mimetizaron ya con la estupidez de los contertulios- y los que aún conservan alguna neurona se medio-excusan diciendo que es solo por entretenimiento, si más interés. Qué triste. Qué patético entretenerse diseccionando las miserias del vecino o de alguien a quien envidias. No lo entiendo.
Ni que decir tiene que quien realmente es famoso o relevante no cae en las manos nauseabundas de estos carniceros mediáticos, ni se deja arrastrar a platós fecales donde vomitar mentiras, amoríos, separaciones, reconciliaciones y aventuras varias tan ficticias y amañadas como sus paupérrimas vidas.
Entre los contertulios de estos programas -que nadie confiesa ver, pero que son líderes de audiencia- están personas del segundo grupo de chismosos.
Este segundo grupo de tipos (o tipejos) más que pena me dan asco. Son aquellos que definíamos como amargados-enmierdados. Se diferencian de los primeros en que aquellos estaban aburridos de su vida. Su vida era tan interesante como la de una piedra de estercolero. Lo de este segundo grupo es peor, porque a la maledicencia se une la hipocresía y la maldad. Son los que no se limitan a criticar y vigilar la vida del vecino, sino que también inventan. No se conforman con vigilar y comentar sino que llegan más allá. Si no descubren la carnaza que quieren, la inventan, pero el caso es difamar, chismear, conspirar con quien no les hizo nada.
¿Por qué hacen esto? Como ya dijimos, además de amargados, estos desechos humanos están enmierdados, ¿Cómo puede uno enmierdarse hasta este extremo? Yo tengo varias teorías que aúna al vicio de criticar, los defectos más execrables: la envidia, la hipocresía y la maldad.
La envidia es un defecto propio de los incapaces y los mediocres, natural de la gente que nunca llegó a nada y como ellos están frustrados, descontentos y ahogados en su propia mediocridad, tienen que "tiznar" al otro y salpicarlo de su miseria, tan solo por el hecho de que ellos no llegaron y los otros sí.
Luego está la hipocresía, en muchas veces añadida a la envidia. ¿Qué se puede decir de aquel que lleva una doble vida? Bastante desgracia tiene con su mentira. Una mentira que lo amarga y no lo deja ser auténtico, bien porque no se acepta a sí mismo (el caso de homosexuales escondidos), o bien porque no acepta su situación (infieles amargados en su matrimonio, renegados de la vida por estar quemados en su trabajo, etc.). Esta gente suele criticar e inventar mierdas de aquellos a los que envidia por llevar una vida feliz o al menos libre. Así se cumple que quien más encarnizadamente critica a los homosexuales en el fondo se siente atraido por ellos y por su estilo de vida que él no tiene pelotas para vivir. Lo mismo le ocurre a las que critican a las adúlteras, muchas de ellas, barnizadas de un capa de moral que a poco que rasques desaparece, pues en el fondo están deseosas de tener aventuras y vivir justamente lo que están criticando. Sólo ellas (y ellos) en la soledad y el silencio que precede al sueño se ven realmente como son y ven su triste realidad... y eso les hace sentirse todavía peor. Y al día siguiente echarán más basura sobre el vecino, para que el olor de esta basura tape el hedor de su propia mierda. Nada debe haber más duro que mirarte al espejo y ver "a esa otra persona" que tú mismo has fabricado pero que ahora no reconoces... una imagen falsa de lo que realmente tu cuerpo y tu corazón quieren. Una imagen que has sabido vender a los demás, pero que ni tú misma en tu interior te crees... pero sobre todo una imagen que a fuerza de echar mierda sobre los demás, te ha hecho prisionera. Un monstruo de ti misma que tú misma has creado. Sin darte cuenta has caido prisionera de tus comentarios y tus creencias, que ya nunca te dejarán ser tú, pues piensas que tanto como tú criticaste, ahora se criticaría de ti si te quitases todas las máscaras que te hacen ser el ser inauténtico que eres. En ellos se cumple la máxima esa que dice que "en el pecado llevan la penitencia".
Por último están los enfermos y enfermas que tan solo critican por pura maldad. Están enfermos, como los psicópatas que asesinan en serie o los locos que disfrutan con el dolor ajeno. Crean y propagan dolor por el simple gusto sádico y malsano de herir, sin otro fin que gozar con su propia crapulencia.

Quizá haya más motivos, más estereotipos y más condicionantes de los hasta aquí descritos, pero todos (incluido yo mismo) hemos criticado a alguien por alguna de estas miserables razones. Quizá todo se resuma en que el ser humano es así, doble, inconformista y malo por naturaleza y puede que a esta maldad, a esta desazón le demos vía de escape con la trista práctica de criticar al prójimo ya que sin ser capaz de resolver nuestra corta vida, casi todos alguna vez hemos tenido la necesidad de ensuciar la existencia de los demás.

miércoles, 7 de diciembre de 2011


Al principio pensé que era un sueño. Luego me di cuenta de que no. Lo que aparentemente se había disfrazado de irrealidad, no era más que una revelación. Había encontrado el origen, el pasaporte, la identidad perdida: Me encontraba en el país de los imposibles, como un ciudadano más, como un soñador más, como un utópico más. Pronto me di cuenta de la dualidad de mi ser, a caballo entre lo que es y lo que debería ser y sonreí. Le sonreí a un ser que nacía con una nueva nacionalidad, por primera vez consciente de su identidad.
Así somos los habitantes de este país. Un país que está en la frontera entre el sueño y el deseo, entre la búsqueda y el olvido, entre el anhelo y el rechazo. Porque nos identifica lo imposible, lo que no puede ser, lo que no puede esperarse, lo que no puede amarse, lo que no puede alcanzarse, pero nosotros queremos ser, queremos amar, queremos esperar y queremos alcanzar en nuestro interior. Por eso todo en nosotros es eterno y efímero al mismo tiempo. Nada dura más de una mirada o un pensamiento, pero por esa misma fugacidad, por esa misma insconsistencia, lo más sencillo se perpetúa en el alma y se queda grabado con una huella indeleble, imborrable... y así vamos proyectando nuestros miedos, apagando nuestra sed continua, descubriendo lo que nos descubre y deseando lo que no deseamos en realidad. Si todo esto te parece lógico, o si has vivido siempre en la frontera de lo imposible, ...¡bienvenido! Has llegado a tu país. Has llegado a tu casa.